martes, 17 de septiembre de 2013

Tan blanca tan azul

No tarda en ebullecer la confusión de un colectivo, 
si a la muñeca más valiosa la embelesa un forajido. 
Ella no supo ser Julieta, él nunca quiso ser Romeo. 
Se arrojaron sin rodeos al jocoso cosquilleo de lo incipiente y febril. 

Si hay amor cuando aparecen las figuras más malvadas, 
y al destino el desatino lo sorprende a carcajadas. 
Hoy la luna al humo todo, y amanezco así, sin nada, 
¿Cómo puedo traducir la frustración a las palabras? 
Que se lo pierda por gil! 

Y ese acertijo dio con un estómago de anfibio, 
se alojó en su corazón y halló la resolución en el resguardo de un gran varón que la amó sin titubeos. 

Y un relámpago de coral a éste crónico infeliz le dio un golpe visceral y ensanchó su cicatriz. 
Descubrió su miseria y la niebla que lo fulminó no escatima en violencia y en su malestar lo sepultó. 

Ella vuelve con un dolor, sumergida en su interior y al incrédulo de inflación lo conduce a la inacción. 
Paga caro las cuentas de no haberle hecho caso al amor, 
y una reminiscencia lo sumerge a la insatisfacción.

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